El yoga es una ciencia
Aquel que sufra de angustia, trastornos emocionales, dolencias físico-musculares, tendencias depresivas, estrés, presión alta, y en general todos aquellos que sufran de infelicidad, insomnio e inapetencia.
El yoga y los fuegos sanadores de terapia homa son los más recomendables en estos tiempos de tantas crisis y desarmonías.
Investigadores del hospital general de Massachusetts y de la universidad de Harvard en Estados Unidos, han determinado que las ventajas de practicar yoga, llegan mucho más lejos e influencian aspectos cotidianos modificando de esta forma los genes y estructuras mentales.
Estas afirmaciones son milenariamente conocidas en la medicina oriental, pero que ahora convocan la atención de autoridades en la medicina occidental, quienes durante cientos de años han mirado al cuerpo y la mente como entidades totalmente separadas, y ahora han descubierto que dichas técnicas que cambian la actividad de la mente, como ocurre en la práctica de yoga, pueden alterar incluso la expresión genética.
La disciplina de yoga nos lleva conscientemente a un encuentro personal permanente, ya que nos conecta de inmediato con la respiración, nos hace más humanos, nos ayuda a redescubrirnos y por consiguiente a valorarnos.
El yoga cura sin la necesidad de juicios y prejuicios, es decir, es una auto-radiografía permanente que nos conecta con nuestra realidad, hace morir todo lo insano, crecer todo lo bueno y aflora lo natural. Analógicamente es como el sol que da vida y mata los gérmenes.
Aquel que sufra de angustia, trastornos emocionales, dolencias físico-musculares, tendencias depresivas, estrés, presión alta, y en general todos aquellos que sufran de infelicidad, insomnio e inapetencia.
El yoga y los fuegos sanadores de terapia homa son los más recomendables en estos tiempos de tantas crisis y desarmonías.
Investigadores del hospital general de Massachusetts y de la universidad de Harvard en Estados Unidos, han determinado que las ventajas de practicar yoga, llegan mucho más lejos e influencian aspectos cotidianos modificando de esta forma los genes y estructuras mentales.
Estas afirmaciones son milenariamente conocidas en la medicina oriental, pero que ahora convocan la atención de autoridades en la medicina occidental, quienes durante cientos de años han mirado al cuerpo y la mente como entidades totalmente separadas, y ahora han descubierto que dichas técnicas que cambian la actividad de la mente, como ocurre en la práctica de yoga, pueden alterar incluso la expresión genética.
La disciplina de yoga nos lleva conscientemente a un encuentro personal permanente, ya que nos conecta de inmediato con la respiración, nos hace más humanos, nos ayuda a redescubrirnos y por consiguiente a valorarnos.
El yoga cura sin la necesidad de juicios y prejuicios, es decir, es una auto-radiografía permanente que nos conecta con nuestra realidad, hace morir todo lo insano, crecer todo lo bueno y aflora lo natural. Analógicamente es como el sol que da vida y mata los gérmenes.
Los estudios realizados indican que existen diferencias entre los que practican yoga y los que no, al evidenciar que dicha práctica es clave a la hora de neutralizar algunas moléculas contaminantes que produce el organismo afectado por el estrés individual y colectivo.
El yoga es una fábrica de felicidad permanente para todo aquel que lo practique.
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Libérate de tus miedos ocultos. Piensa en ellos y destrábalos hablándoles como si fueran personas con las que tienes problemas y que son difíciles de abordar. Sácalos de tu interior con paciencia, razón y voluntad. Háblales y diles que se retiren, que desde ahora en adelante vas a manejar tus sueños, tus ilusiones, tus planes directamente, sin intermediarios fantasmas. Libérate y confía, en Dios y en ti. Libérate y empieza a ser un poquito más feliz.
¡Perdónate!
Tal vez algún error pasado no te deje en paz por momentos, tal vez alguna falta cometida haya sido motivo suficiente para que te impongas un castigo por el solo proceso conciente de saber que has cometido un error. Pero siempre hay una oportunidad de cambiar, corregir y mejorar. Solo piensa en cómo enmendarlo, en cómo modificar una situación pasada. Pídele a Dios el sano consejo para corregir una situación. Dile que ya no quieres seguir con un sentimiento que se arrastra dentro de ti silenciosamente y te hace cada día más presa de sus tormentos. Decídete a perdonar y a perdonarte, de esa forma encontrarás el recto camino a la liberación del alma y la felicidad entrará por tu puerta como un pájaro en un día soleado.
¡Ámate y déjate amar!
Aunque parezca difícil emprender el camino y avanzar, cuando hayas dado varios pasos, estarás nuevamente andando el sendero de la felicidad. Recuérdalo siempre: nunca es tarde para... volver a empezar.
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